El templo de San Pedro Apóstol en Caracas fue culminado a principios de 1959. El 29 de junio de ese mismo año fue consagrado mediante una misa solemne abriendo así sus puertas a feligreses y vecinos.
Su diseño fue elaborado en la propia Ciudad del Vaticano a cargo del ingeniero italiano Mario Redini que nos recuerda a la Basílica Mayor de San Pedro en Roma. El arte de la iglesia cuenta con diversas obras, gracias a la tenacidad del párroco fundador, Monseñor Juan Reghezza.
Pero el orgullo de la Iglesia San Pedro son sus altares de ónix ubicados en los ábsides laterales, obras de mayor relevancia, no sólo por su valor artístico sino histórico. Donadas por el Vaticano, estos altares pertenecían al Convento de la Visitación de Santa María de las Salesas, fundado en San Remo en 1671 y fueron obsequiadas por la familia Grimaldi, Casa reinante del Principado de Mónaco.
En 1944, en plena guerra. Un bombardeo naval aliado sobre San Remo, hizo blanco en el depósito de municiones alemanas. El convento sufrió gravísimos daños, sólo quedó en pie el crucero de la capilla, con sus dos altares laterales. Nunca la Madre María Teresa Grimaldi, que en 1701 dejaba el castillo de su hermano el príncipe de Mónaco, para construir en San Remo la iglesia conventual, hubiera podido imaginar que los preciosos altares de ónix, regalo de su familia, dos siglos y medio después, habrían de iniciar una nueva vida en el Nuevo Mundo.
Octavio Sisco Ricciardi