Octavio Sisco Ricciardi
El corazón es el que hace surgir todo conocimiento, y el obrar de los brazos, el caminar de las piernas, el movimiento de todas las partes del cuerpo, se efectúa conforme al mandato que sale del corazón. Así lo expresan unos textos egipcios antiguos atribuidos al corazón. Para el egipcio de la época de los faraones, el corazón era el asiento de la inteligencia, de la voluntad y de los sentimientos. En la Biblia, el corazón es la «persona interior, puesto que mientras la persona mira a los ojos, Dios mira al corazón»(I de Samuel, 16, 7). De Dios mismo se dice que «tuvo pena en su corazón» (Génesis, 6, 6). El Nuevo Testamento refiere que por medio de la fe habita Cristo en el corazón (Efesios 3, 17). En la India, el corazón generalmente es la sede del Atman en contraposición a Brahman (El Absoluto) en el hombre. En el Islam el corazón está envuelto en varias capas que representan el asiento físico de la espiritualidad y contemplación. Mientras que en tierras americanas, los aztecas veían al corazón (yollotli) como el fundamento de la vida y el alma.
El corazón traspasado por flechas es símbolo del Redentor que ama a los hombres y sufre por ellos, y ciertas visiones, la de Santa María Margarita de Alacoque (hacia 1675) hicieron que naciese la devoción del corazón de Jesús, especialmente popularizada en la época barroca y todavía hoy practicada por devotos católicos. La fiesta del Sagrado Corazón de Jesús se celebra desde 1765 el viernes posterior al segundo domingo después de Pentecostés, fiesta cristiana del quincuagésimo día del Tiempo de Pascua.
Anclado cual centinela de apacible rostro, custodio del templo que le precede, en la calle real de la parroquia caraqueña de Antímano, se erige en piedra la imagen del Cristo Redentor de suaves líneas: el Sagrado Corazón de Jesús. Antímano, ubicado al sur de la capital, más bien, suroccidente, no fue hasta finales del siglo XIX, un pequeño pueblo, el camino de Caracas a los Valles de Aragua. Abundaban árboles frutales, especialmente duraznos, de un aire del más puro, como lo atestiguaban propios y extraños. Al describir este camino, el expedicionario y científico alemán Humboldt se refiere a determinadas muestras de roca primitiva de oscuro verde, con granates, de gran espesor y con formas de balas de cañón que envió al rey de España para sus gabinetes de Historia Natural.
No se tiene certeza respecto al origen del nombre de Antímano, mientras algunos historiadores refieren este apelativo a la de un cacique que moraba esos predios, otros, como el cronista del último tercio decimonónico, Arístides Rojas, suponía que el toponímico se originó de dos nombres propios de indígenas orientales, Atamamona y Amatina. El pueblo no tiene una fecha formal de su fundación, pero para 1668 era el «pueblo doctrinario» para indios y esclavos de los núcleos de encomiendas bajo el nombre de Nuestra Señora del Rosario de Antímano. Otro pueblo cercano, parroquia tan foránea como esta, hasta mediados del siglo XX, era el de La Vega, también consagrada a Nuestra Señora del Rosario pero bajo la advocación de Chiquinquirá. Antímano fue la estancia predilecta de Guzmán Blanco, donde mandó a construir su palacete a la usanza del Versalles cercano a París, «el Versalles del Ilustre Americano». Refiere Enrique Bernardo Núñez que «allí todo era francés», hasta los mozos del servicio doméstico, mayordomo incluido, vestían ropas del país galo.
La obsesión de Guzmán por lo francés a lo «barón de Hausmann» llegó incluso a sustituir la pequeña iglesia de tapia, mampostería y tejas la cual disponía de cuatro altares, por otro de estilo neoclásico. Este templo fue levantado gracias al ingeniero de origen polaco Alberto Lutowski(1809-1871), tal vez el primer inventor residente en Venezuela. Lutowski desde el año 1841 trazó y construyó entre otras obras, la carretera de Valencia-Puerto Cabello con sus puentes de diversos géneros, las de occidente y sur de Caracas, la cubierta del templo de Nuestra Señora de Las Mercedes de Caracas así como la iglesia de Puerto Cabello. El nuevo templo que aún hoy podemos observar y visitar fue inaugurado un 1º de enero de 1887. Para Jenny de Tallenay, la hija del encargado de negocios y Cónsul general de Francia en Venezuela en tiempos de Guzmán Blanco, escribió de esta iglesia en sus Souvernis du Venezuela es bastante hermosa y recuerda por su arquitectura, aunque en proporciones mucho más modestas, la Magdalena de París.
La escultura del Sagrado Corazón de Jesús de Antímano que data de 1933 es de autor desconocido y tiene una altura de tres metros: dos metros la figura y uno el pedestal. Es la representación del Sagrado Corazón concebido con líneas vanguardistas del art déco, el movimiento artístico que nació en París a propósito de la Exposición Universal de 1900. Este género que perduró hasta 1945 aproximadamente, se juntan muchos estilos y movimientos audaces para crear una forma de la «edad de la máquina», menos orgánico que el art nouveau, ahora de líneas rectas y gusto por la simetría. Se conocen pocos monumentos dedicados a Jesús de Nazaret con estos parámetros de diseño. El más conocido –y más grande en su género- es el Cristo Redentor (O Cristo do Concorvado) en el tope del Concorvado en el Parque Nacional de Tijuca, Río de Janeiro, que con sus brazos abiertos es la marca cultural del gigante Brasil desde 1931. Otra escultura, menos conocida de este estilo es “El Cristo del Otero” ubicado a las afueras de la ciudad española de Palencia, Castilla y León, proyecto del escultor español Victorio Macho, quien está enterrado a sus pies, autor del conocido monumento a Bolívar El Genio, localizado en la plaza Caracas de Caracas.
Otra escultura del Redentor de marcado estilo art déco y modernista es el Cristo crucificado de Laprida. Laprida es la ciudad cabecera del partido homónimo, ubicado en el centro-sur de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Imponente y majestuoso, luce el portal del cementerio con una altura de 33 metros y un Cristo en cruz de 11 metros, considerado de los más altos de suramérica. Construido en 1937, su autor fue Francesco Salamone (1897-1959), conocido en castellano como Francisco Salamone, un arquitecto e ingeniero ítalo-argentino quien se destacó en elaborar más de 50 proyectos de modernos y atrevidos edificios art déco en la pampa argentina. Es conocido como el «arquitecto de la piedra líquida».
Tanto la escultura como el templo ostentan la condición de Bien de Interés Cultural de la Nación venezolana debido a los valores particulares de ambas expresiones artísticas. Conviene destacar que la elaboración de esta estatua no dista en fecha de sus antecesoras –apenas dos años la separan- por lo que el Sagrado Corazón de Jesús de Antímano es producto de un verdadero movimiento de su tiempo, con escasas representaciones en el mundo como se ha mencionado. Veneración y admiración se congregan.
Un corazón alegre alegra la cara, la pena del corazón oprime el alma. El corazón del inteligente busca conocimiento. (Proverbios de Salomón 15, 13s).
Referencias
Biedermann, H. (1993) “Diccionario de Símbolos”. Barcelona: Paidós
Núñez, E.B. (1991) “Figuras y Estampas de la Antigua Caracas”. Caracas: Monte Àvila Editores
Valery S., R. “La nomenclatura caraqueña” (1978). Caracas: Ernesto Armitano, Editor