Octavio Sisco Ricciardi
Los caraqueños estamos acostumbrados a toparnos con la variedad de aves que cruzan el cielo, sus cantos entre árboles, parques y plazas. Los más expertos las identifican por sus trinos y gorjeos. Uno de esos pájaros perfectamente identificable es el “Gonzalito”.
El “Gonzalito” es un ave amigable de canto melodioso y está distribuido en gran parte de Venezuela, excepto en algunos estados como Zulia, Bolívar y Amazonas; lo podemos encontrar desde los 800 hasta 1.800 msnm en parques, jardines con árboles en flor, selvas abiertas, etc. Se alimenta de frutas e insectos, sus nidos los cuales tejen meticulosamente son largos y cuelgan en los árboles; se aparea entre mayo y septiembre y pone de dos a tres huevos. Se le puede observar solo o en grupos, acompaña a otras especies, aunque tímido a la hora de compartir un fruto donde hay varias especies; siempre espera pacientemente a que estas coman primero para él acercarse. Pertenece a la familia de los ictéridos (icteridae), junto con sus primos el arrendajo, el conoto negro y nuestra ave nacional, el Turpial. Los gonzalitos son una atracción porque son fáciles de avistarlos en copas y ramas de árboles.
Esta espectacular ave de color amarillo intenso, que mide aproximadamente 20 cm, con su garganta hasta la parte superior del pecho negro, alas también negras orilladas de blanco y cola negra debe su nombre popular, según nos relata la tradición, a uno de los primeros conquistadores en pisar suelo venezolano. El nombre le vendría a esta ave de un personaje nada manso ni lírico, como lo fue Garci González de Silva, nacido en la ciudad extremeña de Mérida (Badajoz), c. 1546 y fallecido en Caracas en 1625. Militar, conquistador, alcalde de Caracas, tesorero de la Real Hacienda, teniente general, masacrador de indios, terrófago insaciable, acaparador de cargos públicos y corrupto impenitente, según aseguran muchos historiadores, cuyo penacho “de plumas amarillas y negras, era conocido y aclamado en toda la Provincia”. A tanto había llegado su popularidad que la gente llamaba gonzalito al pájaro canoro que lucía por las enramadas su plumaje amarillo y negro.
Garci Gonzalez de Silva se instala en 1590 el pueblo de Nuestra Señora del Rosario Chiquinquirá del Santo Cristo de La Vega, en las tierras caraqueñas ubicadas al Sur, época en que asumió el papel de Adelantado de la Provincia de Caracas, dando inicio a la construcción de su estancia, conocida hoy como Hacienda “La Vega”. Hoy, forma parte de un conjunto arquitectónico declarado Monumento Histórico Nacional por la Junta Nacional de Protección y Conservación del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación, según resoluciones publicadas en las Gacetas Oficiales de la República de Venezuela n° 29.313 de 8.8.1970 y 29.371 de 17 de noviembre de 1970, comprendido por la casa de hacienda y las fabulosas ruinas del trapiche aledaño. En el transcurso del tiempo, su estructura ha sido sometida a modificaciones y ampliaciones de toda índole, su morfología actual es la de una casa colonial venezolana del siglo XVII . El jardín aledaño a la Casa, fue realizado a finales del siglo XIX y resuelto a la manera de las estancias europeas.
Es así como la conquista por la fuerza es redimida por la conquista del canto.