Aún hoy en día es tradición que diarios, revistas y hasta en el campo multimedia de las redes sociales, apelen a magos, pitonisas o hermenéuticos de profecías antiguas, especialmente cuando finaliza un año a la espera del nuevo o los más osados traten de calzar alguna efeméride para ganar popularidad, fama o visitas en la 2.0. Sin embargo, coincidencia o no, algunos de esos signos llegan a cumplirse.
El 2 de noviembre de 1966 el profesor Luis Beltrán Reyes publicó en “El Universal” las predicciones de una vidente italiana, Marina Marotti, quien entre otras cosas vaticinaba “que una ciudad de América de Sur en la que se celebrarían muchas fiestas; estaría llena de polvo, ruinas, muerte y destrucción en julio de 1967”.
En enero de aquel año, la revista “Élite” publicó un reportaje firmado por Luis Duque titulado: “¿Un terremoto destruirá a Caracas?” En el que se afirmaba que el sabio Alexander von Humboldt había dicho en 1800 que en un plazo de 150 años Caracas podía ser completamente devastada por un gran terremoto. La portada de ese número se ilustró con un dibujo a todo color en el que las novicias torres del Centro Simón Bolívar diseñadas por el arquitecto Cipriano Domínguez, aparecían en primer plano resquebrajadas por los efectos de un sismo mientras los bloques de El Silencio del reconocido arquitecto Carlos Raúl Villanueva caían al piso en una pavorosa nube de polvo. Uno de los párrafos del trabajo de Luis Duque decía lo siguiente: “Dejo a la libre imaginación del lector la escena de un fuerte terremoto en una ciudad donde la mayor parte de las edificaciones han sido construidas sin ninguna norma arquitectónica ¿Qué pasaría si se cumpliera con veinte años de retraso o más la profecía del gran sabio alemán Alejandro de Humboldt? Esta pregunta nos la responderá la historia, mientras que nosotros hacemos votos porque en esta oportunidad el Barón se haya equivocado ampliamente”.
A poco tiempo del terremoto, se publicó en la misma revista un aviso que, casi en tono de disculpa, aseguraba que aquel reportaje de enero solo buscaba alertar a las autoridades y en ningún caso se había publicado con intención alarmista ni sensacionalista.
Diez días antes del temblor, el licenciado Luis Hernández, profesor del liceo “Jesús Enrique Lossada” y miembro de la Federación Espiritista de Venezuela se presentó en la corresponsalía del diario “El Nacional” en Maracaibo para soltar la siguiente frase: “Uno de nuestros médium ha logrado percibir que un terremoto de peores consecuencias que el de 1812 asolará a Caracas y ese día el Ávila rugirá”.
Ninguno de esos signos, como era natural que ocurriera, fueron tomados en serio; para mucha gente no eran más que especulaciones y cosas propias de murmuradores amarillistas. El sábado 29 de julio de 1967 Caracas seguía de fiesta hasta que ocurrió el fatídico terremoto a las 8:02 de la noche.
Octavio Sisco Ricciardi